Las devastadoras inundaciones que afectan Bahía Blanca y Tucumán han dejado un saldo trágico de 13 muertos y miles de afectados. Aunque el fenómeno se repite con alarmante frecuencia, el país sigue sin estrategias efectivas para mitigar sus consecuencias.

Según un informe del Banco Mundial, las inundaciones representan el 94% de los daños económicos causados por desastres naturales en Argentina, con costos que en 2022 se estimaban en USD 1.400 millones anuales en activos y USD 4.000 millones en pérdidas de bienestar. Además, el estudio advirtió que la falta de inversión en infraestructura hídrica agrava la situación y compromete el crecimiento económico.

A esto se suma el riesgo de futuras crisis climáticas. Para 2050, las sequías podrían provocar pérdidas de hasta el 4% del PBI, una cifra cuatro veces mayor que la de la crisis hídrica de 2023.

En este contexto, el juez de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, sostuvo que estos desastres son el resultado de “un modelo de gobernabilidad enfocado en el corto plazo, que reacciona ante la emergencia, pero no planifica soluciones de fondo”.